"El revisionismo histórico argentino, esa corriente historiográfica cuyo vigor al parecer inagotable no ha de explicarse por la excelencia de sus contribuciones, en verdad modestísimas...". Tulio Halperin Donghy "El revisionismo histórico argentino como visión decadentista de la historia Nacional"
Como se sabe el revisionismo histórico nace en la restauración autoritaria del Paraguay de los 30, entre sus frecuentes desfiles con banderas nazis de la revalorización del autoritarismo paraguayo del siglo XIX, sustentar el autoritarismo de Stroessner- y se traslada a Argentina engarzado en las corrientes antidemocráticas. Halperin Donghi, en la misma obra, lo dice así: " El revisionismo tomará sus esquemas básicos de la interpretación del pasado de la misma fuente a la que debe lo más significativo de sus nociones políticas: el Nacionalismo de Maurras y sus aledaños en la derecha francesa... La exploración del pasado nace entonces como una tentativa de ofrecer el aval de la historia para la crítica de la Argentina del presente y esa crítica se organiza en torno a dos motivos centrales: el primero es el repudio de la democratización política..." El segundo será la conclusión de la derecha nacionalista sobre que la crisis interna se explica por la abdicación democrática a lo extranjero. La existencia del imperialismo externo como forma de legitimar la tarea por la caída de la democracia nacional. En ese momento se trataba de derrocar a Hipólito Irigoyen y entronizar al dictador Uriburu. Más adelante de entronizar a Rosas para fortalecer a Perón. De la derecha paraguaya y argentina el revisionismo tuvo, luego y siempre dentro del sendero antiliberal, un giro de influencia marxista. A principios de los años 60 el mismo se trasladó al Uruguay tratando de reescribir la historia nacional de manera de hundir todo lo liberal e imponer un sistema de análisis marxista particularmente pobre, puesto que fue un análisis más materialista que dialéctico, esto es un análisis con poca capacidad de comprensión y mucha de divulgación. Con ese instrumental carente de dialéctica la izquierda uruguaya tuvo que analizar la caída del socialismo real y, consecuentemente, dicho análisis está aún pendiente. Llegan al gobierno con una cultura pre-muro y tienen que gobernar un mundo en que los nacidos después de la caída del muro tienen ya mayoría de edad. La coartada cientificista que los protegía en el viejo mundo hoy más bien los deja al desnudo. Esa es la tremenda verdad a disimular.
A propósito del artículo de La República sobre Rivera, en el número inmediato de Brecha comentaba la historiadora Ana Frega: "En este marco (revisionista ), existen unos pocos 'héroes' traicionados (como Artigas) y unos cuantos 'traidores' (como Rivera y Ramírez)... 'Todo este discurso es profundamente conservador, como puede verse sin dificultad', apuntó Frega.
Además, un componente sin dudas seductor del discurso revisionista es la teoría conspiracional de las formas dominantes de conocimiento histórico, es decir, la idea de que nuestra visión e interpretación actuales del pasado son producto de alguna forma de ocultamiento interesado de los hechos, que debe ser removida para que la verdadera historia, la historia silenciada y ocultada, salga por fin a la luz.
El 'gancho' del revisionismo desaparece, sin embargo, cuando se advierte que poner las cosas en términos de 'principistas' y 'traidores' no ayuda mucho a explicar los hechos del pasado... no pueden ser explicados mediante el discurso finalista patriótico tradicional, pero tampoco mediante la dicotomización del mundo en héroes y traidores. 'Es en el intersticio de esos discursos que se ubica la historia como disciplina científica', concluyó Frega".
En parecido sentido se expresaba un artículo de prensa (Correo) de estos días: "La pena es que estos temas no se plantean en el terreno serio de la investigación histórica sino con una clara búsqueda de efectismo. Nunca puede analizarse un episodio o un documento despegados de su contexto, porque resultan ininteligibles. Esto es, justamente, lo que se ha intentado... Por eso es lamentable que se planteen debates en un terreno de explotación política, tratando de degradar figuras enormes y haciendo planteos que hacen ininteligible nuestro pasado"
Por supuesto que las declaraciones de la Vicepresidente del Codicen, Marisa García, y del Consejero de Primaria, Oscar Gómez, respecto a cambiar la imagen de Rivera en la enseñanza a partir de estas cartas seudo novedosas, no habla más que de la incapacidad de ambos jerarcas para ocupar los cargos que ocupan, puesto que son docentes y opinan de lo que no saben. Además, la imagen de Rivera ya está maltratada por el actual discurso educativo.
La vulgata intelectual actual ha alcanzado en el país grados de decadencia desconocidos. No estamos frente al revisionismo. Estamos frente a algo mucho más tosco. ¿Ante que bicho estamos? Antes de ver este neo revisionismo y su cultura en un plano más académico describamos la lógica de esta suerte de neo revisionismo que protagoniza a una cultura que, como sus bases son falsas, no conduce a nada sino, a través del analfabetismo valórico, a la desintegración nacional. La cultura revisionista antiliberal y antirrepublicana ha implantado una cultura política la actual- infecunda, como toda cultura política irracional y cerrada, esto es en la que premisas falsas abortan dinámicas de nuevas conclusiones y nuevas premisas. ¿Cuáles son sus características?
1.- Dicotomismo extremo o grotesco. Todo es simple. El otro es "malo total" de manera que ello transforma, acrítica y automáticamente, al sujeto portador en "bueno total". La bondad de uno deviene no de sus propias condiciones sino de la maldad del otro y ello exime al "bueno" del juicio al que todos estamos sometidos. Lo convierte en sujeto histórico supra-juicio. Esa autoindulgencia será tanto más fuerte cuánto más "malo" resulte el otro. El otro es el demonio. El trabajo político cotidiano no es más que demostrarlo, permanentemente. Es la teoría de " un" demonio. Obviamente es mucho peor la teoría de un solo demonio que la de " dos" demonios. En la teoría de un demonio nacen los transpersonalismos (fascismo, comunismo). Por el contrario, el liberal no cree en la maldad per se. E, incluso, cree que el otro puede tener razón, sin que ello desintegre al primero. Lo grave del dicotomismo grotesco es que hace necesaria la tarea inicial de desdibujar la memoria y hacer olvidar que en este país se mató hace pocas décadas -no bien los antirrepublicanos y anti liberales se sintieron fuertes- en nombre de la "bondad" total (con postulados que hoy no resisten el menor análisis)- a gente inocente que finalmente no tenía nada que ver pero que se interpuso en el glorioso-camino-de-los-"buenos"-totales. Sangre de verdad, reciente, en el país que este año hace cien años eliminó la pena de muerte y la cadena perpetua.
2.- La omnisapiencia vacía. De este lado todo se sabe, del otro lado todo se ignora. Se cancela así cualquier prueba de conocimiento que rendir. No hay por qué saber de nada además de que de este lado siempre se tiene razón. En el caso, de historia. El otro es nulo/de este lado se es inteligente e iluminado. No sólo se da la grosería intelectual de dividir al mundo en "buenos" totales y "malos" totales sino que, además, se piensa que, con la misma simpleza, unos son los iluminados y los demás son todos simples a los que hay que vanguardizar primero y concientizar luego. Consecuencia, se trata a todo el mundo como objeto pasivo o aún tonto- a rescatar para la historia, que como se sabe, la usan en el bolsillo.
3. Subsidiariedad historiográfica. Se cancela la verdadera metodología de análisis histórico para sustituirla por una que sirva a las necesidades del presente político. La historiografía no es más que un arma táctica subsidiaria del presente. Ese es el debate de fondo, por ejemplo, en el problema de lo que se ha llamado "la historia reciente" y los despropósitos de muchas de sus hipótesis. La lógica es la de un público receptor de cualquier cosa. El público es concebido desdorosamente como un tomador de cualquier versión. Se funden la lógica del pasado y la lógica del presente, para la cual se debe poner a operar una determinada y simplificante versión del pasado. Así, en realidad, de lo que se trata es de cancelar la inteligencia del público, el que tiene que ser comprador pasivo del discurso único. No importa el pasado y sus verdades- sino que importa de él una versión para manejar con simpleza el presente. Porque de lo que se trata es de imponer para el presente una lógica muy elemental, también dicotómica e iluminada.
4.- El pensamiento exclusivista. En el fondo no-pueden-creer que otros piensen de manera diferente a su verdad. No pueden creer que el "otro" en sustancia exista y no sea una mera anormalidad. No hay "otro" pensamiento: hay "malos" o traidores o gente todavía no iluminada. Por supuesto, el sistema de controles republicano les resulta absurdo. Es el otro sujeto histórico inexistente- preguntando por qué no se hicieron licitaciones en las adjudicaciones estatales y absurdos obstáculos de ese tipo a la acción mesiánica.
5.- El pensamiento fundacionalista. Si el otro no existe no puede tener, obviamente, pasado. La tradición es un imposible ajeno, salvo que sea una obra falsaria. En realidad, todo se está fundando porque si antes hubo otro, como el otro no existe en realidad no hubo nadie. Así, por ejemplo, son buenos porque son presentes, aunque resulten un espanto en un marco histórico comparativo con respecto a las diferentes etapas de construcción nacional. La ignorancia les permite creer que lo que descubren o aprenden en realidad lo están inventado.
6.- La sociedad polarizada. Buenos y malos, inteligentes y atontados, el "otro" ilegítimo y de falsa historia, la cosa es clara: la sociedad se concibe en polos. El anti liberalismo y el abandono de la matriz racional han llevado siempre a alimentar la polarización. La misma barre con todo matiz, con todo análisis de una realidad compleja, con toda construcción de equilibrios, de garantías, de derechos. Ya sabemos que un día barre con la vida también. Se empieza con estas tonterías intelectuales, que no resisten ningún análisis serio, y se termina en cualquier cosa. De todas las tragedias organizadas por los polarizadores se ha salido gracias a la tarea de los que distinguen matices en realidades complejas para construir equilibrios que otorguen garantías: "República" en fín.
7.- La hibernación ideológica. Todo debe ser cómo era. ¡Qué felices éramos contra Pacheco! Gorbachov, Felipe González, Ricardo Lagos, Anthony Giddens, etc., son unos hijos de su madre que creen que las cosas se mueven. En realidad el liberalismo político de Quijano y de Seregni nunca se pudo entender del todo. Menos el de Batalla, en su momento el frentista más votado. ¿Y Vázquez qué? O será liberal en lo político y su peor enemigo, o dejará de ser liberal. Así de sencillo. Nosotros que confiamos en el liberalismo final de Vázquez ya sabemos quienes serán, entonces, los fundamentalistas que se convertirán en sus peores enemigos. Cada vez que Vázquez ha tomado el hacia la tolerancia, le ha ido mal con ellos. La hibernación ideológica se fagocita inexorablemente a todos los liberales, incluso a los progresistas.
La hipótesis central de la obra de Halperin Donghi arriba señalada es que existe una suerte de paradoja historiográfica según la cual la escuela revisionista triunfó allí donde la acción política del antiliberalismo ha fracasado. Es decir, el antiliberalismo frecuentemente derrotado en la política triunfaba en la academia. Siguiendo, empero, ese razonamiento ahora tenemos dos problemas. Uno, el antiliberalismo ha triunfado en la política y se comienzan a ver, por el contrario, rechazos académicos cada vez más fuertes al revisionismo. La paradoja se ha invertido. Dos, el neo revisionismo, el revisionismo sin academia, es un mamarracho propio de inimputables. Ese neo revisionismo no aguanta el menor examen intelectual. Existe porque es funcional a un anti liberalismo que ya no es un postulado académico sino que ahora tiene los requerimientos permanentes y procaces de su éxito político. Es el momento más mediocre de la historiografía en el que aparecen unos dogmáticos de la insensatez y, sin embargo, son los únicos funcionales al antiliberalismo político en su apogeo. ¡Y, todavía, lo hacen caraduramente en nombre de una verdad absoluta! Cambalache.
Publicado en La República
18 de octubre de 2007
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