martes, 30 de noviembre de 2010

MIS MUCHAS RAZONES PARA EL "NO" - por Enrique Tarigo

"Cuando este ejemplar de OPINAR llegue a las manos de los lectores estarán faltando apenas setenta y dos horas para que se abran los comicios fijados para el domingo 30 de noviembre.

Como la misión de OPINAR es opinar, debo adelantar en setenta y dos horas algo así como una contabilización o un balance que viene creciendo en mi espíritu desde hace no menos de un mes y que, de no existir OPINAR bien podría haber postergado hasta la vísperadel plebiscito.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque soy demócrata y esta Constitución que se nos propone es una Constitución antidemocrática, porque ha sido proyectada, elaborada y aprobada sin la participación de los representantes del pueblo soberano y porque contiene soluciones concretas que implicarían, para el futuro, el desconocimiento de la soberanía popular.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque soy liberal, es decir porque creo en la libertad como valor superior del hombre civilizado, y aún sabiendo y admitiendo que que la libertad no puede ser ni irrestricta ni ilimitada y que la seguridad es el precio a pagar para gozar de la libertad, no puedo aceptar este proyecto de Constitución que sustituye la libertad por la seguridad, este proyecto para el que todo es “seguridad” y que todo lo sacrifica, incluso la libertad, en aras de la “seguridad”.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque me siento consustanciado, desde siempre, desde mi cuarto abuelo don Santiago Vázquez; Constituyente de 1830 y Ministro de Rivera, con uno de los dos Partidos tradicionales del país, con el Partido Colorado, y este proyecto constitucional propicia la desintegración de los Partidos tradicionales, su fragmentación, su atomización, en la medida en que impide que coexistan dentro de cada uno de los dos grandes Partidos, corrientes, tendencias, alas o sectores, que siempre han existido y que siempre deberán existir en el seno de las grandes colectividades partidarias.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque soy profundamente batllista, con lo que todo ello implica de definición ideológica en materia política y en materia social, y este proyecto de Constitución quiere suprimir de una plumada al Batllismo y a todos y cada uno de los sublemas de cada uno de los dos grandes Partidos históricos.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque este proyecto, desmintiendo ciento cincuenta años de tradición civilista, propone la coparticipación en el Gobierno del poder civil y del poder militar, con predominio absoluto del poder militar sobre el poder civil.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque este proyecto menoscaba la función del Parlamento, al que reduce en grado sensible sus facultades de iniciativa legislativa y de control sobre el Gobierno.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque este proyecto menoscaba la independencia del Poder Judicial al sujetar la designación de los jueces por parte de la Alta Corte de Justicia al acuerdo previo e imprescindible del Poder Ejecutivo.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque este proyecto contiene un concepto exagerado de la jurisdicción militar y autoriza a que la ley ordinaria disponga que los delitos comunes cometidos por militares en tiempo de paz puedan ser juzgados por tribunales militares.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque este proyecto crea un Tribunal de Control Político mal integrado inicialmente ya que a sus miembros los designará el Consejo de la Nación antes de su disolución y mal integrado para el futuro ya que será el único órgano público de la historia uruguaya en que se aplicará el sistema de la cooptación; para cuyos miembros no se exigen las cualidades mínimas requeridas para los miembros de cualquier tribunal; y dotados de potestades amplísimas sobre la totalidad de los hombres públicos civiles, que lo convertirán en un verdadero tribunal tutorial.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque este proyecto quita al Tribunal de lo Contencioso Administrativo, de eficaz funcionamiento anterior, jurisdicción para conocer y anular, si correspondiere, los actos administrativos de mayor trascendencia, como lo son “los actos políticos y de gobierno”, “los actos discrecionales”, “los actos fundados en razones de seguridad nacional” y “los actos de interés público” o así declarados por ley.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque este proyecto, sin perjuicio de loanterior, menoscaba la independencia del Tribunal de lo Contencioso Administrativo al sujetarla designación de los Jueces de la Justicia Administrativa al previo e Imprescindible acuerdodel Poder Ejecutivo.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque este proyecto de Constitución eliminaría de la Constitución la inamovilidad de los funcionarios públicos, los que ya no sólo podrán ser destituidos por “ineptitud, omisión o delito”, sino también por cualquier otra causa, y para cuya destitución ya no se requerirá la venia del Senado, sino que bastará con la sola voluntad del Poder Ejecutivo.

He de votar por “NO” el domingo venidero este proyecto porque él elimina de lascompetencias del Tribunal de Cuentas la de “intervenir preventivamente en los gastos y lospagos” de los órganos públicos, suprimiendo así una garantía de corrección en la gestiónfinanciera del Estado.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque, sin perjuicio de lo anterior, el Tribunal de Cuentas verá menoscababa su independencia dado que sus integrantes solo podrán serlo aquellas personas comprendidas en “una terna que, para cada cargo, proponga el Presidente de la República”.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque este proyecto constitucional suprime, de un solo tajo, el concepto mismo de la autonomía de las empresas públicas y los servicios descentralizados, cuyos Directores “serán designados por el Presidente de la República, el que los podrá remover en cualquier momento y sin expresión de causa”.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque este proyecto elimina en absoluto el concepto de la autonomía en la enseñanza, contradiciendo, por lo que respecta a la autonomía universitaria, la solución que rigiera a la Universidad desde 1849, con distintas formas, grados o matices, que aquí se ignoran por completo.

He de votar por “NO” el domingo venidero porque esta proyecto desconoce la autonomía municipal sujetando a las “Administraciones” –no ya, Gobiernos– “de los Departamentos” a “una planificación centralizada” que convertirá a los Intendentes en meros ejecutores de las ordenes recibidas desde Montevideo.

He de votar por “NO” el domingo venidero por mil razones más que ya no caben en esta página. Como último botón de muestra, y nada más que como botón de muestra, por ese absurdo del candidato único a la Presidencia de la República, absurdo que en la actualidad constitucionalmente solo conocen los regímenes sometidos al gobierno de un Partido único.

Y he de votar por “NO” el domingo venidero porque como, por fin, lo señaló el Ministro Tourreilles con palabras claras y meditadas y hablando, según así lo dijo, en nombre del Gobierno, el voto por “NO” será considerado como el voto de la ciudadanía “que entiende que esta fórmula que ofrecemos no es la más adecuada” y que espera que se diseñe o que se arbitre otra fórmula mejor. Por esa fórmula mejor, por una fórmula constitucional de transición con garantías para todos y que no traicione la vocación de libertad, de democracia representativa y de concordia nacional que conforma la esencia de la República, votaremos por “NO” el domingo venidero.

¡Arriba los corazones!"

Dr. Enrique Tarigo

“OPINAR”
27 de noviembre de 1980

sábado, 27 de noviembre de 2010

LIBROS - "Escobar. El vencedor de Masoller", de Ernesto Castellano Christy



Autor: Ernesto Castellano Christy

Año 2009

200 páginas

Libro sobre José Nemesio Escobar, caudillo militar colorado, vencedor y Héroe de Masoller.

Esta obra rescata del olvido una figura señera que forjó historia entre dos siglos, injustamente eliminada del nomenclátor de Tacuarembó hace poco tiempo.
Con una importante trayectoria tanto en lo militar como en lo político, fue un referente en la consolidación del orden constitucional en el norte del país.

REVISTAS - "ARENA" Año 1 Número 1, Noviembre de 2010


REVISTA "ARENA"

Publicación Batllista Independiente

Año 1 Número 1

Noviembre de 2010

"25 años de Democracia" por Julio María Sanguinetti

"A 30 años del acto del Cine Arizona" por Armando Aispuro

"Mis muchas razones para el NO" por Enrique Tarigo

25 Años de Democracia

"¿Que es la Social Democracia" por Bernardo Borchardt

"El dilema del Socialismo europeo" por Sami Nair

"Una reflexión Republicana sobre el Estado" por Andrés de Francisco

"Apuntes sobre la Reforma Republicana" por Manuel Flores Silva

"El transcurso del tiempo, un aliado de la Educación" por Robert Silva García

"Reforma de la Educación Terciaria" por Beatriz Bugallo, Alberto Cirilo y Oscar N. Ventura

"El Primer Programa del Batllismo" por Pablo Ney Ferreira

"Forjando la armadura" por Luis Hierro Gambardella

"Polémica en Avanzar" por Pablo Ney Ferreira

"Los recuerdos de Arena" por Miguel Lagrotta


Contacto:  arenacontacto@gmail.com

LIBROS - "La Revolución de 1857 y la Hecatombe de Quinteros por un testigo presencial"



"LA REVOLUCION DE 1857 Y LA HECATOMBE DE QUINTEROS POR UN TESTIGO PRESENCIAL"

Por el Sargento Mayor Juan Manuel de la Sierra

DOS TOMOS
Imprenta LA TRIBUNA

Año 1866

PRIMER TOMO

CAPITULO I

-Ascenso de Don Gabriel Pereira a la Presidencia de la República y sus arbitrariedades con el Partido Colorado.

CAPITULO II

-La Revolución.

CAPITULO III

-Operaciones de campaña.

CAPITULO IV

-Traición y asesinatos.

CAPITULO V

-Execración universal.

SEGUNDO TOMO 

La guerra civil en Montevideo

Crueldades sobre los vencidos

Asesinatos de Quinteros

Las calumnias destruidas y los asesinatos probados

Palabras del Comandante Caballero al ser fusilado

Prisioneros puestos en libertad en Paysandú

Muertos

Conclusión - El Brasil

APENDICE

viernes, 26 de noviembre de 2010

CAJA DE FOSFOROS CON PROPAGANDA DE LA LISTA 14



EXTRACTO DE "IDEAL DE LA HUMANIDAD PARA LA VIDA" - por Karl Christian Krause



Hermanados con amor íntimo en la familia y en la amistad, deben los hombres reunirse en esferas mayores humanas, adquiriendo en esta reunión lo que cada uno aislado no puede alcanzar.

Los que entre sí se aman, forman en verdad un superior hombre y vida, que representa la idea de la humanidad en mayor esfera y con mayor riqueza de relaciones. También es el fin de la familia y de la amistad la perfección armónica de todo el hombre; cada miembro en estas esferas subordinadas se manifiesta como un ser y vida propia, y todos con todos viven como un individuo superior, entero y de todos lados armónico.
Asimismo, las naciones, los pueblos y las uniones de pueblos pueden y deben realizar en sí un hombre y vida superior; estas sociedades adelantan en el cumplimiento de su fin, cuando bajo la idea común de la humanidad se miran como una unidad y totalidad orgánica; cuando bajo la ley de asociación interior humana realizan cada fin particular según su propia idea y en justa relación con los demás y con el todo.

Dios quiere, y la razón y la naturaleza lo muestran, que sobre cada cuerpo planetario, en que la naturaleza ha engendrado su más perfecta criatura, el cuerpo humano, el espíritu se reúna en sus individuos a la naturaleza, en unión esencial, en humanidad, y que unidos en este tercer ser vivan ambos seres opuestos su vida íntima bajo Dios y mediante Dios.

Así como Dios es el Ser absoluto y el supremo, y todo ser es su semejante, así como la naturaleza y el espíritu son fundados supremamente en la naturaleza divina, así la humanidad es en el mundo semejante a Dios, y la humanidad de cada cuerpo planetario es una parte de la humanidad universal, y se une con ella íntimamente.

En el conocimiento y el amor de la humanidad universal puede el individuo, pueden las familias, los pueblos y las uniones de pueblos en partes mayores de la tierra, y el pueblo humano en la tierra, vivir algún día una vida entera y armónica. Cada parte y fin de esta vida sólo en forma social tiene su definitivo cumplimiento; por esto los hombres reunidos en la historia terrena están llamados a realizar su común naturaleza y destino en el concurso de todas las sociedades particulares y de cada individuo con ellas.

A hacer efectiva esta universal asociación están todos igualmente llamados por Dios, por la razón y la naturaleza, y por su carácter común de hombres sobre todas las diferencias históricas.
La humanidad abraza eternamente todas sus sociedades antes de la división y oposición histórica de pueblos, familias, individuos, y aquí en la tierra junta en uno el hombre y la mujer, las edades sucesivas, las naciones, los pueblos en paz y en amor, para que todos unidos reconozcan su naturaleza y las ideas fundamentales contenidas en ella, y para que organizados en una sociabilidad ordenada en todas sus relaciones realicen en ciencia y arte su capacidad para todo lo humano, proyecten y ensayen una vez y otra el plan de la vida en el todo y en las partes, y desenvuelvan este plan con progresiva perfección y belleza.
Esta tierra, nuestra morada, y esta humanidad en ella son una parte interior del reino de Dios, dentro del cual los hombres llegarán un día a la perfección que cabe en su naturaleza conforme al plan divino del mundo.

La Sociedad fundamental humana, esencial donde quiera que hay hombres, será también realizada en la tierra en su tiempo debido, cuando la humanidad haya pasado su infancia y su juventud.

Así como el individuo, sólo en su tercera edad llega al claro conocimiento y cumplimiento de su destino, así los pueblos y la humanidad toda sólo después de siglos y millares de siglos llegan en su historia a este pleno conocimiento, a su entera humanización.
Este conocimiento de nuestro destino se anuncia hoy con mayor claridad que en la historia pasada. Los pueblos más civilizados europeos aspiran hoy más que nunca en estado, en religión, en ciencia y arte, y en la vida doméstica a unidad y totalidad, a una cultura igual y armónica.

La idea de Dios como Dios y Ser Supremo, y el conocimiento de los seres como fundados en la verdad de Dios, son demostrados ya en la ciencia; este reconocimiento y este amor renace hoy más vivo entre los hombres religiosos; la humanidad es cada día mejor conocida bajo la idea de Dios en su ley de unidad y organismo interior, y según estas ideas se reorganizan hoy, a sabiendas o no, toda sociedad y las asociaciones activas humanas.

Se generaliza la convicción, de que ni el Estado, ni la Moral, ni la Ciencia aislados llenan el destino total humano, y que sólo en una bien concertada y recíproca armonía pueden estas formas de la vida perfeccionarse en sí, y perfeccionar al hombre todo.

Hoy podemos ya adquirir un conocimiento completo de la tierra que habitamos; hoy comenzamos a mirar todos los pueblos de la tierra como una familia de hijos -unos infantes, otros jóvenes, otros maduros- de la humanidad; podemos ya anticipar en idea el plan de la futura actividad humana, la obra entera que debe cumplir en la plenitud de su historia.
Ensayados durante muchos siglos diferentes caminos y sistemas de vida, probadas en lucha recíproca todas las direcciones del destino humano, despierta hoy en los pueblos cultos el pensamiento de que alguna idea más alta debe traer a unidad todos los fines particulares, armonizar y desenvolver en relación las sociedades para estos fines formadas, y bajo este pensamiento comienza un nuevo período en la historia universal.

Hoy es tiempo de que la sociedad y sociabilidad humana comiencen a ser conocidas y realizadas en esta idea común: que todos los que piensan y viven según este sentido se reúnan en nombre de la humanidad y para los fines últimos en ella contenidos.
La idea de la Sociedad fundamental humana está en armonía con todo lo realizado hasta hoy en nuestra historia, porque esta idea se resuelve toda en amor y paz y publicidad de obrar.

Los que conocen y aman sinceramente la idea de esta sociedad, no se oponen ni aíslan del Estado, de la Iglesia ni de institución alguna histórica, no atacan la constitución ni la vida de ningún instituto legítimo, sino que mediante doctrina y ejemplo, en amor y paz ofrecen los medios para el ennoblecimiento y mejora de las relaciones humanas, aguardando del progreso de estas relaciones, que la idea de la humanidad una y orgánica sea más conocida y mejor entendida de hombres y pueblos, los cuales luego por sus propias fuerzas y gradualmente se eleven a mayor y más alta unidad según su esfera y estado de cultura.
Todo lo humano que ha sucedido y sucede hoy en la tierra es estimable para los que entienden y aman el ideal de la humanidad, y promueven con recto sentido el cumplimiento de este ideal.

Recoger y conservar, reanimándolo, todo lo que ha sido bellamente cumplido en la historia, en el Estado y la Iglesia, en la ciencia y el arte; reproducirlo otra vez según el espíritu de nuestro siglo: tal es la misión de los que así piensan y sienten. Ellos se reconocen obligados a utilizar para su fin todos los presentimientos y gérmenes de la Sociedad fundamental humana en los tiempos pasados y en los presentes, a estudiarlos con atención y desenvolverlos según circunstancias.

Su tendencia y sus esfuerzos para fundar el reino de la unitaria Humanidad en la tierra conciertan con todos los esfuerzos legítimos de sus contemporáneos, y se anudan secretamente con ellos por el espíritu común del siglo, que influye igualmente de todos lados y sobre todos.
Cuando sea conocida la idea de la humanidad, y se haya despertado el interés para realizarla, entonces brillará la luz de la verdad de un espíritu en otro; la sana doctrina se comunicará de un pueblo a otro pueblo; en todas partes se aunarán y entenderán los que viven en esta idea; todo lo que hoy degrada a los hombres será reformado en la salud del todo y será convertido en nuevo vínculo de amor humano.

Cuando la idea de la humanidad y la Sociedad fundamental humana haya echado raíz profunda en los pueblos, la vida individual y la sociedad será elevada y embellecida en todas las personas de grado en grado; un estado y constitución política abrazará los pueblos en paz permanente, una alianza común con Dios traerá sobre ellos las bendiciones divinas; unidos en tendencia y obra uniforme, vivirán para la virtud, para la ciencia y el arte, y en estas esferas realizarán la ley armónica humana cumpliendo el destino del todo y de las partes en el todo.

Los pueblos que, unidos en sociedad fundamental, realicen en esta forma el destino común, serán entre todos los más libres y los más fuertes; ningún pueblo extraño tendrá poder sobre ellos; desde ellos se comunicará la vida y la luz a los restantes.

En la plenitud de la historia serán todos los pueblos una familia de hermanos, formarán un hombre interior y armónico en alianza con Dios, con la razón y con la naturaleza y con superiores humanidades en la vida universal.

Entonces comenzará en la historia una edad madura, bien concertada en todas sus relaciones, y esta edad se conservará y florecerá en su plenitud hasta que se haya cumplido aquí el día de la humanidad conforme a las leyes del mundo, y a su carácter peculiar, y cumplido este día sea recibida en mundos superiores de la vida.
El tiempo del fruto está aún lejos; pero el tiempo de la flor ha llegado ya. Probemos todos con espíritu común a proyectar el ideal de la vida humana; procuremos reflejar esta luz en todos los hombres, consagrémonos con vivo interés a reconocer y cumplir nuestro común destino; entonces nos animará la esperanza de un más bello porvenir; lo que nosotros vemos hoy en lejano presentimiento, lo verán cercano y lo intentarán las generaciones siguientes; lo que nosotros hemos sembrado, ellas lo harán madurar y bendecirán agradecidas nuestra memoria.
De todo lo humano, que se cumple en la historia, hallamos anuncios y ensayos anteriores más o menos perfectos, los cuales maduran y se anudan de unos en otros con secreta simpatía, reuniéndose al cabo en una obra común.

La naturaleza humana es la misma en todos los tiempos; pero la reunión de hombres y pueblos en sociedades superiores y más orgánicas, sólo se obra por grados y en sucesivos desenvolvimientos.

El cumplimiento de los últimos fines humanos no debemos esperarlo de las primeras edades; pero sí debemos esperar encontrar en todas conatos hacia este fin en individuos aislados y en familias y pueblos, con el presentimiento del destino último humano, y que sólo bajo este presentimiento son hoy explicables.
Cuando estudiamos la historia con este espíritu, se nos presentan en su verdadero sentido los gérmenes y preparaciones silenciosas en todos los tiempos para realizar la unidad humana en la tierra.

En los misterios de los pueblos primitivos -indios, chinos, egipcios, griegos- en la doctrina y la sociedad de Pitágoras y de los Esenios, en la ciencia y la vida de Sócrates y Platón, en la doctrina y la vida de la Iglesia, en las sociedades de caballeros y corporaciones en la Edad media, reconoce el historiador filósofo otros tantos anuncios de una organización unitaria de nuestra humanidad, y encuentra preparaciones útiles para una última alianza, que debe un día abrazar toda la vida y todas las relaciones humanas.

“El Ideal de la Humanidad”, de Karl Christian Krause
Traducción y comentarios de Julián Sanz del Río

ENRIQUE TARIGO - Aporte al discurso del Acto del Obelisco de 1983

JOSÉ BATLLE Y ORDOÑEZ - Discurso de su asunción cómo Presidente en el año 1903

"Encargado, por la investidura con que acabáis de honrarme, del ejercicio de una parte de la soberanía delegada de la Nación, nunca olvidaré que no se me atribuye misión tan elevada sinó para que, propenda en todas mis energías, hasta con el sacrificio de mi persona si fuera necesario, al bienestar y á la felicidad común.

Tampoco olvidaré que todos mis actos, fuere cual fuese el sentimiento patriótico que los inspire, deberán ajustarse estrictamente, á los preceptos constitucionales, y que, más allá de los limites que estos preceptos señalen á mi actitud, ella será perturbadora y perjudicial.

Guiado por estas convicciones, que servirán siempre de brújula á mi conducta, me esforzaré por servir la armonía que, sobre la base del respecto á los principios fundamentales de nuestra organización política, debe reinar entre los tres poderes del Estado; pondré al servicio de la independencia y dignidad de cada uno de ellos todas las fuerzas que hoy se confían á mi dirección y haré cuanto de mi dependa para que de esos esfuerzos conjuntos resulte la realización de las aspiraciones nacionales.

Trazada así la norma general de mis procederes de gobernante, no quiero abandonar este recinto, en el que he colegislado durante cuatro años, sin hacer, invocando antes todas las fuerzas sanas de la República y á los futuros destinos, un voto ferviente por que la acción de los hombres y la sucesión de los acontecimientos nos permita guiarla al porvenir sin altos ni extravíos, por la hermosa ruta del orden y de la libertad."

José Batlle y Ordoñez
1 de marzo de 1903

FRUCTUOSO RIVERA - Discurso de su asunción cómo Presidente en el año 1830

"Ciudadanos Senadores y Representantes:

En este lugar augusto donde reside la Soberanía de los Pueblos, yo me presento hoy para recibir sobre mis débiles hombros la inmensa carga del Estado y la responsabilidad, anexa á los destinos públicos;

yo conozco y lo confieso ante vosotros mismos, que no tengo ese caudal de luces y aptitudes para desempeñar un destino tan elevado; vosotros ya lo sabíais ciudadanos y sin embargo os habéis fijado en una persona de acuerdo sin duda con la voluntad general de vuestros Comitentes. No me resta otra cosa que obedecer dócilmente los preceptos de mi Patria.

Yo me comprometo á emplear todos mis conatos para promover la dicha de esta tierra tan privilegiada por la naturaleza y que puede llegará á ser una de las más felices del nuevo mundo.

Contando, pues, con vuestras sabias deliberaciones, con vuestros saludables y con la cooperación de todos los Orientales, yo me resigno y acepto el mando supremo de la Nación, no por que me considere con la capacidad necesaria para promover su dicha y felicidad futura, sino por que siento en el fondo de mi corazón una disposición general hacia la fraternidad y unión de todos los miembros de esta gran familia.

Empecemos por reconocer que lo pasado ya no existe sino como un recuerdo útil para mejorar lo futuro. El pueblo Oriental y su Constitución, esta será nuestra divisa; con ella seremos fuertes, con ella seremos invencibles."

Fructuoso Rivera
24 de octubre de 1830

jueves, 25 de noviembre de 2010

LUIS BATLLE BERRES - Discurso en su Homenaje a cargo de Luis Bernardo Pozzolo

"Señor Presidente, señoras y señores Legisladores; señor Presidente de la República; señores Ministros; a la distancia, afectuosamente, señora Matilde Ibáñez de Batlle Berres; amigo y compañero del Senado, doctor Jorge Batlle Ibáñez; familiares todos de Luis Batlle; señoras y señores:
no podrán nunca ustedes imaginar el honor y la emoción de esta extraña mezcla de tristeza y alegría que me dominan en este momento solemne de la Asamblea General, cuando en nombre de mi Partido debo trazar una semblanza de Luis Batlle con motivo del centenario de su nacimiento.

No es ésta una simple forma de decir; es realmente una actitud del alma, postrada como en una oración laica, toda ocupada en este instante por la devoción personal, partidaria y patriótica a aquel gran ciudadano, uno de los más connotados en la historia uruguaya de este siglo que se va.

El año 1897, cuando nace don Luis, es fermental para el Uruguay por más de un motivo. La República era todavía en su forma institucional una figura incroncreta. El claro mandato que llegaba de los campamentos y de los fogones artiguistas no terminaba de definir sus perfiles. Fue un año de revoluciones entre marzo y setiembre. Tres Arboles, Arbolito, Cerro Colorado, Cerros Blancos, Hervidero y Aceguá señalan alternativamente, entre caudales de sangre y de coraje, triunfos de unos y de otros, revolucionarios y fuerzas del Gobierno, sin resolver el destino de la revolución.

En aquel año de 1897 muere asesinado el Presidente Idiarte Borda. Veinte mil personas, muchas para esa época, desfilan en Montevideo en reclamo de paz. El Pacto de La Cruz pone fin a la revolución, aunque vendrían otras. El Gobierno prohíbe al Partido Colorado manifestar. Restringe por decreto las libertades de prensa. Reprime a los sindicatos y clausura "El Día", que a once años de fundado por José Batlle y Ordóñez, tras la rebelión de El Quebracho, termina de inaugurar una impresora para doce mil ejemplares.

Está próxima a su fin la vida de Juan Manuel Blanes, el pintor de la patria, a la sazón de sesenta y siete años. Florencio Sánchez, de veintidós años, anda de revoluciones. Brillan ya los talentos de José Enrique Rodó, de veintiséis años, y de Carlos Vaz Ferreira, de veintisiete, Batlle y Ordóñez, por su parte, termina de cumplir cuarenta y un años.

Aquella sociedad en gestación no llegaba aún a los novecientos mil habitantes, de los que doscientos sesenta mil se asentaban en Montevideo, la gran aldea. Véase cuán sugestivo es esto, por lo que vamos a comentar después: 1897 es también el año en que se dicta la primera ley que permite la importación de trigo para semilla.

Este es el paisaje, el escenario o mural ante el que asoma a la vida Luis Batlle, con raíces patricias y tronco de algarrobo. El nuevo siglo empezó mal para él. A los tres años pierde a su madre. Luis Batlle y Ordóñez, su padre fallece cuando don Luis tenía apenas doce años. Frente a aquel gran desamparo, recibe el abrigo de un inmenso cariño y el futuro magisterio político que hará de él el formidable luchador que fue: don José Batlle y Ordóñez lo acoge en su casa.

También había quedado atrás la reforma revolucionaria de 1903 y 1904. La muerte de Aparicio en Masoller apaga en congojas el espíritu revolucionario y sobreviene la paz de Aceguá. El país deja definitivamente en el pasado los enfrentamientos sangrientos entre hermanos, y en el rumoroso latir de nuevas ideas, de otras formas de convivencia y de diálogo, asoma su rostro el Uruguay moderno.

Si tuviera que reflejar en algo, a modo de símbolo, lo que fue aquella transición entre uno y otro tiempo, alcanzaría con que paseara los ojos por este augusto edificio, la Casa de todos los
uruguayos, que se mandó construir con un presupuesto de $ 1:300.000, en seguida que se hubieron apagado los fuegos de la última revolución. Las bases de nuestra revolución política están aquí, y a esta augusta institución honró don Luis Batlle por un largo período.

Cuando Batlle y Ordóñez iniciaba su segunda Presidencia en 1911, Luis Batlle estaba a su lado haciendo su primeras armas. Apenas traspasados los umbrales de la adolescencia se emtregó con toda la energía de su cuerpo y de su espíritu a una causa, la gran causa batllista, que era y sigue siendo una gran voluntad de servir al país.

Ya en 1923 estaba aquí, ocupando una banca de Diputado. Cuenta doña Matilde que por ese tiempo lo conoció, en la calle. "Luego lo encontré en varios lados" -dice- "pero al principio no sabía quién era. Parecía muy atractivo y quería saber más de él. Una vez lo vi en un palco que estaba reservado para el diario "El Día" en el Teatro Solís y ahí supe que trabajaba allí, pero como Batlle en esa época andaba muy modestamente vestido, pensé que era un obrero del taller que trabajaba en las máquinas". Aquel joven así descrito, de modo tan cariñoso, era el Jefe de Redacción y Secretario General de "El Día"; Batlle lo había puesto allí.

Convertido de ese modo en uno de los principales colaboradores de Batlle y Ordóñez, participaba en la creación de grandes leyes, entre ellas aquella que dispuso en 1931 la fundación de ANCAP, a la que don Luis se dedicó con gran tenacidad.

Este fue, entonces, tanto en lo familiar como en lo político, el comienzo de una vida plena, de una existencia que se iba haciendo cada vez más grande con el andar del tiempo, después de cada combate y que se acrisoló en coraje cívico y trasmitió, hasta el minuto final, la persistencia de un político de raza, inspirándose en la obra regeneradora de su tío, don Pepe, el más grande estadista uruguayo; y se encaminó a construir, cuando estaba por iniciarse la segunda mitad de este siglo, lo que se ha dado en llamar el "segundo batllismo".

Cuando el golpe de Terra barrió las instituciones y Brum se inmoló, Batlle fue llevado a prisión y después desterrado a Brasil, desde donde viajó a Buenos Aires a reunirse con su joven familia. Fueron años de duras pruebas; lo acosaban las privaciones. Se ganó la vida escribiendo con un falso carné de periodista.

Volvió en 1936, sin nada que no fueran sus sueños y determinaciones, y con $ 7.000 prestados compró Radio Ariel: otra lucha empezaba. Dado que algunos compañeros ya se han referido a ella, ahorro a la Asamblea la acumulación de palabras.

Sí quiero referirme a su condición de gran caudillo; a todas las pruebas de su valor personal, su tolerancia, el contenido ético que tuvo cada día, cada minuto de su vida.
Sucesor en el Gobierno de la República de otro gran dirigente batllista, don Tomás Berreta, Luis Batlle gobernó en tiempos de bonanza económica. Volvió a dirigir los destinos del país en años de crudas dificultades y concluyó su vida en una banca de Senador, peleando a brazo partido por llevar otra vez a su Partido al Gobierno, tras las derrotas electorales de 1958 y 1962.

Tuvo una obsesión, el irrenunciable mandato que se da a sí mismo y trasmite a los demás un hombre cabal: defender las instituciones, afianzar las libertades, vivir rodeado del pueblo para hacer de la democracia un ejercicio vivo, crear fuentes de trabajo apoyando la industria y el agro, comprender y proteger al débil, amar al país, por encima de cualquier otra cosa.

No fue por obra del azar que bajo su Presidencia el Uruguay registrara un formidable adelanto industrial, el más potente de toda su historia. Ni fue tampoco casualidad que nuestros campos se cuajaran de espigas como resultado de una política de financiamiento del crédito, buenos precios y seguridad de mercado, lo que hizo la prosperidad de miles y miles de uruguayos. Para eso utilizó todos los medios que entonces eran posibles: el subsidio, la defensa ante las barreras arancelarias, el control de importaciones, el doble tipo de cambio.

Su visión era la de un país con chimeneas activas; quería una República empeñada en vender el trabajo de su gente y no sólo carne y lana sucia. Para ello levantó la consigna de industrializar el país. Alzó tribunas en cada rincón y desde ellas, en una clásica actitud suya, con los brazos en alto, los puños crispados y la esperanza del mensaje, defendía el derecho de exportar el trabajo de nuestros obreros y salvaba de la quiebra a LANASUR, estimulaba el nacimiento de SADIL y permitía el reequipamiento industrial, el más vigoroso que se dio en toda la Latinoamérica de entonces.

Al tiempo de todo esto, araban y se sembraban otros terrenos. Hacia él, por la vitalidad de su ejemplo y la claridad de su mensaje, convergían hombres y mujeres de todas las generaciones y de los más variados matices ideológicos. Cierta vez dijo Luis Batlle: "El que tenga sentimientos de izquierda, que venga con nosotros; el que tenga sentimientos de centro, que venga con nosotros, y el que tenga sentimientos de derecha, que también venga, y todos juntos construiremos el país".

Se le criticó un poco por eso; parecía irracional. Pero el andar de los años mostró cuánta razón tenía: cuando el país, o parte de él, abandonó su esquema policlasista y entró en la guerra de clases, se enturbió la convivencia y todos sabemos lo que perdimos.

Más allá de las pasiones encontradas que despertaba, de sus duelos, del coraje que ponía en sus discursos y en su pluma, Luis Batlle hizo de la tolerancia una magnífica forma de ser y de vivir.

Por esta tierra en aquel tiempo desfilaban y se afincaban los republicanos españoles, de cuño socialista, que batallaban contra la dictadura de Franco; los perseguidos del nazismo; los italianos de inclinación fascista que escapaban de las represalias, después de la guerra; los argentinos que resistían al Perón de la primera época. Tierra de paz y promisión, asegurados todos los derechos y todas las libertades, los conflictos de esa gente encontraban en Luis Batlle la postura franca y abierta de un demócrata cabal. El se preocupaba de integrar a los inmigrantes y de amparar a los perseguidos.

Esa forma de ser lo llevaba a estar siempre atento al latir de las nuevas generaciones. Parecía rejuvenecer en la contienda dialéctica con los muchachos. Su afán de renovar el Partido, de abrir caminos a los jóvenes para introducirlos en el quehacer y en la responsabilidad partidarios, eran permanente obsesión en él. A Zelmar lo fue a encontrar en las trincheras sindicales; a Teófilo Collazo lo detectó en los tumultos de la FEUU; a "Maneco" Flores Mora lo extrajo de las utopías de "Marcha".

Al tiempo de dar posibilidades, sabía también crear deberes. Llamaba muy temprano a sus Legisladores para encomendarles tareas. Una vez, recién establecida la ALALC, llamó, por su lado, a Paz Aguirre, al doctor Sanguinetti y a mí. Se hacían reuniones informativas sobre ALALC en el Victoria Plaza, en horas muy tempranas de aquel invierno. Nos pedía que no dejáramos de ir: él quería saber de qué se trataba.

Al cabo de unos cuantos madrugones, lo visité en su despacho de Radio Ariel para ponerlo al corriente de mi aprendizaje. Se dispuso a escucharme con mucha paciencia y con atención, pero, a poco de empezar a contarle, me di cuenta de que don Luis sabía de ALALC todo lo que se debía saber; sólo había querido obligarme a que fuera a aprender.

"Acción", que fundara en 1948, es otro hito en la vigorosa presencia de don Luis en la República. Ya ha sido recordada esta etapa de su vida, por lo que ahorro a la Asamblea la reiteración de referencias. Permítaseme, sí, expresar con intensa emoción, con honda nostalgia, lo que fueron aquellos días en que unos cuantos jóvenes que nos formábamos a su lado, nos lanzábamos llenos de sueños a la arena periodística, contagiados del ardor y del sentido de responsabilidad con que él sabía impregnarnos.

Al final, vinieron para don Luis años muy duros. Me ubico mentalmente hacia el final del Gobierno colorado, que había sido elegido en 1954, con don Luis al comando desde su gloriosa Lista 15. Se había deteriorado la economía del país; enfrentado a la caída de los precios internacionales, hostigado por la sucesión de huelgas, desbordado por las movilizaciones estudiantiles, duramente atacado desde afuera y desde adentro de su Partido, se echaron a correr rumores que ponían en duda la entereza moral de aquel gran hombre. Se hizo comidilla de la fortuna de Luis Batlle. Se habló de su participación en negociados, de posesión de valiosos edificios en el exterior, etcétera.
Y sobrevino la derrota electoral y Luis Batlle estuvo desde 1959 a 1964 sentado en una banca del Senado, fuerte y airoso ante todas las tormentas, dando en cada minuto una batalla por su dignidad, tan injustamente ultrajada. Pero no sólo eso: tolerante con todos, cuando se instaló el nuevo Gobierno el 1º de marzo de 1963; estando encabezada la gestión del Ministerio de Hacienda por Ferrer Serra, éste lo visitó en su despacho de Radio Ariel y le trasmitió las dificultades que tenía para gobernar, y Luis Batlle se puso a la orden del Gobierno, porque para él lo primero era el país.

Ya sabemos cuán modesta fue la sucesión de don Luis Batlle y el destino de su casa en Camino de las Tropas, convertida hoy por el Estado en un austero sitio para el aprendizaje, como antes lo fue cuando aquel gran hombre la habitara.

Y después, su muerte. Me cuesta hablar de ella. Es demasiado fuerte para mí renovar el espanto de aquel aciago 15 de julio de 1964. Había caído luchando hasta el último minuto. Unos días antes, en una asamblea de jóvenes había dicho: "Dejo las banderas del Partido en vuestras manos nuevas y sanas".

El día antes de morir había recorrido Canelones en compañía de "Lalo" Paz Aguirre. Tres meses antes, en marzo, la Lista 15 había organizado un congreso en Salto. Allá fuimos Senadores y Diputados, en un ómnibus, acompañando a don Luis. Yo no pude llegar; al pasar por Paysandú, una cartelera ubicada en la puerta del telégrafo anunciaba la muerte de Zoilo Chele, líder de mi grupo en Soriano, que había sido Jefe de Policía, Intendente, Consejero Nacional de Gobierno, junto a don Luis, y Senador. Don Luis me hizo regresar, encomendándome que hablara también en su nombre esa noche, aquí, en el acto de homenaje que se le iba a rendir.

Dos o tres días después, ya en Montevideo, me encuentro con Luis Hierro Gambardella, quien me expresó una honda preocupación. No había visto bien a don Luis en Salto. En el teatro donde se había desarrollado el congreso lo había visto interrumpir casi bruscamente su discurso y buscar el auxilio de una silla. No obstante, siguió toda la actividad. Esa noche estuvo en un local partidario y cuando, en la forma galana con que sabía hacerlo, don Luis Hierro Gambardella le significó a don Luis su preocupación y la necesidad de que se tomara algunos días de descanso, don Luis le contestó: "Esta tarea de servir al país no tiene descanso. En el Partido no hay vacaciones".

Después de no haber descansado a partir de ese momento, falleció a los tres meses. Pero, ¿es que realmente fue así? ¿Es que realmente mueren los hombres de gran espíritu? ¿Se derrumban y desaparecen los obeliscos?

A propósito de esto, permítaseme una referencia final.
Hace pocos meses, en ocasión de tributarse en este mismo escenario un homenaje al doctor José Pedro Cardoso, cuya desaparición física se había producido unos días antes, di algunos detalles de un episodio que no me resisto a renovar. También lo ha mencionado el señor Diputado Chifflet hace pocas horas en esta Sala.

La autoridad ejecutiva del Partido Colorado había resuelto realizar un homenaje a Luis Batlle en oportunidad de cumplirse diecinueve años del día en que había fallecido; esto fue el 16 de julio de 1983. En horas de la tarde, la Convención iba a rechazar el propósito anunciado por el gobierno de facto de reformar la Constitución de la República sin el indispensable plebiscito popular. El homenaje se realizó en horas de la mañana y se me había encargado el discurso. Jorge, Julio, Tarigo y yo habíamos convenido que era aquella una buena oportunidad para empezar a lanzar desafíos cívicos a la dictadura. Pesaban demasiado ya, por largas y por duras, las cadenas del régimen dictatorial. En la Convención hicimos todo el discurso en homenaje a don Luis en plural, pues había que darle coherencia con la frase final que era más o menos la siguiente: "Y ahora iremos a pie hasta el Obelisco a depositar allí un clavel colorado en memoria de don Luis". Esta unidad del discurso, después de las indagatorias, me salvó de una larga temporada a la sombra. A partir de esas palabras, en la Convención, ardió el entusiasmo; la Sala, que estaba colmada, se levantó dando gritos y nos encaminamos hacia el Obelisco. La columna se iba agrandando con personas que andaban por la calle. Una radio había trasmitido el acto y muchos ciudadanos abandonaron de prisa sus casas y se dirigieron a la avenida 18 de Julio. Se abrían las ventanas de los altos edificios, nos saludaban y caían flores; había vivas para Luis Batlle. Se había formado una caravana de automóviles y ululaban las sirenas. Algunos policías mimetizados nos tomaban fotos, particularmente a doña Matilde, a Jorge y a mí. A la cabeza de la manifestación iba doña Matilde, también Sanguinetti, Jorge, "Lalo" Paz, Hierro Gambardella, "Maneco" y muchos otros. Cuando llegamos al pie del Obelisco, el ahora Presidente de la República, mi querido amigo Julio María Sanguinetti, me entregó un clavel y me dijo: "Te has ganado el derecho de poner esta flor". Yo le contesté: "¿Sabés una cosa, Julio? Por un momento me pareció que don Luis venía al lado de doña Matilde, encabezando la manifestación". Juro que, en efecto, así me había parecido. Mi imaginación lo había visto en un fugaz instante, a paso seguro, sombrero en mano, la mirada alzada hacia el horizonte, como indicando un camino.

Ahora, señor Presidente, estoy bajo la mismo emoción; siento que don Luis está aquí para estimularnos en la tarea de proteger las instituciones y hacer crecer a la República. Sí; está aquí. Está. Está en el ejemplo de una vida de sacrificios, de entrega total a la causa pública, de identificación plena con su Partido Colorado, de realizaciones que forman parte de lo mejor de esta querida República.

Señor Presidente, señores Legisladores: con el debido respeto al pensamiento político de cada uno de ustedes y por la honda devoción y gratitud que guardo a la memoria de aquel gran ciudadano, permítanme que suelte un grito que me viene del fondo del corazón: ¡viva Luis Batlle! "


Asamblea General, Sesión Solemne del 26 de noviembre de 1997

MIRO HACIA ATRAS - por Luis Hierro Gambardella

Miro hacia atrás tan largas horas
que todos creen domadas de silencio
que todos creen ahogadas
vencidas y sumidas en el tiempo.

Tan largas que yo mismo me pregunto
que signo le pusiste de tu esfuerzo
de tu sed de vivir, de tu agonía;
en su largo camino, cuánto has muerto?

Cómo es posible ahora que levantes
esta voz y por dónde la encontraste,
por dónde la encontraste en tus adentros,

que es esta voz imperdonable
que no la escucha nadie o casi nadie
sino la cavidad de tu silencio?


Publicado en "Pablo Anti-Pablo", de Luis Hierro Gambardella, 1970

EL ROL DEL BATLLISMO - por Luis Hierro Freigedo

Luego de encabezar al compás de la enorme figura de Tarigo la lucha por el “No” en el plebiscito de 1980, negociar y ganar la apertura democrática y garantizar la paz social amnistiando a guerrilleros y militares, el Batllismo, desde su unidad, generó enormes expectativas en las mayorías ciudadanas. 

En aquellos tiempos de renacimiento democrático y durante los sucesivos gobiernos, se cumplió con el desafío que implicaba  empezar a rediseñar el viejo Estado benefactor para ponerlo en sintonía con los tiempos que corrían. Pero se perdió la batalla cultural; ésa que era necesario librar para que la mentalidad de la sociedad  acompasara  las transformaciones y el efecto que ellas generaran no fueran vistas como un parricidio de nuestros anclajes doctrinarios.

Así, los puentes que nos vinculaban con la ciudadanía se empezaron a derrumbar. Quizá porque pecamos en el discurso y nos mostramos como demasiados “libremercadistas” y tecnócratas, soslayando nuestro sincero cariño por un Estado social que construimos con convicción.

Quizá porque dejamos de cultivar un espacio ideológico del centro a la izquierda del espectro, siempre fermental y electoralmente redituable a nuestra causa.

Quizá porque nuestra propuesta electoral se fue reduciendo paulatinamente en torno a los liderazgos y a la consecuente disputa entre las listas 15 y 2000 y así no le ofrecimos a la ciudadanía pluralidad de expresiones políticas que abarcaran todo el espectro de pensamientos que conforman el electorado.

Lo cierto es que se ha visto erosionado el potencial político de las distintas vertientes del Batllismo, al punto que de un tiempo a esta parte la dirigencia batllista no ha sido capaz de sostener un diálogo enriquecedor con gran parte de la ciudadanía.

Sin embargo, la actual coyuntura política que impulsa a los uruguayos a buscar una  razón para volver a creer en las posibilidades del país, le abren al Batllismo una nueva posibilidad ante la ciudadanía.

Ha quedado claro que los problemas de la gente no se resuelven teniendo como paradigma el Uruguay del pasado y se ha derribado el mito de que por el solo hecho de cambiar de gobernantes alcanzaríamos la prosperidad.

Por tanto, el Batllismo, desde el espacio socialdemócrata y su vocación liberal en lo político y reformista en lo social; desde su compromiso republicano y su espíritu humanista; y desde su talante laico y su visión de futuro, está llamado, nuevamente, a recrear la esperanza.

Debemos, con voz tan firme como serena, expresar todo lo bueno que hemos hecho desde el retorno a la democracia. Pero debemos, también, reconocer errores y renovar propuestas.

El desencanto de un gran número de ciudadanos que prestaron su voto se está acelerando y lo natural es que en algún momento vuelvan a echarle el ojo a nuestra colectividad, poseedora de una larga tradición de cultura de gobierno. 

Pero sólo nos acompañarán en la esperanzadora tarea de renovar el partido para proyectar el país, si logramos la irrupción de nuevos dirigentes que nos permitan regenerar legitimidad política.

Por eso, sintiéndonos parte de las nuevas voces batllistas, convocamos a la unidad para asegurar la mayoría partidaria que no aleje a nuestra colectividad de sus históricas raíces. Y asumimos el compromiso de trabajar de cara a los montevideanos para recomponer el diálogo y construir, juntos, una alternativa electoral independiente, moderna y novedosa que revitalice nuestro pensamiento y acción política. 

Es hora de recrear la esencia histórica del Batllismo. Debemos volver a ser un movimiento que amalgame el accionar de los sectores populares, industriales, agropecuarios y de servicios, capaz de formular legítimas alianzas sociales que permitan la aplicación de proyectos reformistas; una corriente política abierta a las distintas manifestaciones culturales, en diálogo permanente con los generadores de conocimiento y especialmente con las comunidades; una fuerza esperanzadora que afirme los valores del Uruguay de capas medias que tenazmente contribuimos a construir y que nos transformó en un país tan emprendedor como solidario. 

Luis Hierro Freigedo

EL PARTIDO COLORADO Y EL FUTURO - por Luis Hierro Freigedo

Allá por el año 2004, en un almuerzo de ADM, el sociólogo César Aguiar opinó que el destino del Partido Colorado era su desaparición. No fue el único. Naturalmente que con matices, era el deseo de algunos colegas suyos y lo que querían, también, algunos periodistas y políticos.


Es cierto que la magra votación de octubre de 2004 no dejó bien parada a nuestra colectividad. Hubo un conjunto de causas, algunas estructurales y otras coyunturales. Sobre ese fenómeno ya nos hemos expresado. Pero lo cierto es que luego de una reorganización interna que permitió poner al día la Carta Orgánica y realizar una estupenda elección de jóvenes, el Partido Colorado recuperó su moral para enfrentar el período electoral que asomaba en el horizonte.

Hoy la realidad es otra. El Partido Colorado recuperó su mística y ahora, con la misma humildad con la que hemos trabajado en estos años, debemos ponernos como objetivo, ratificar la recuperación lograda por el viejo partido de la Defensa.

El eje de nuestra elección interna no fue ideológico. Evidentemente el tema de la renovación fue la clave y los resultados así lo demostraron. Algunos  participamos desde la convicción que el ideario batllista había que ponerlo arriba de la mesa más allá que el reclamo de renovación fuera tan necesario como redituable electoralmente. Y no estamos arrepentidos. A veces un traspié electoral es una conquista política.  Ésa prédica llevó a que Pedro Bordabberry empezara a incorporar a su discurso expresiones y posturas batllistas que celebramos que luego también hayan formado parte del perfil de propuestas del programa de gobierno.

Como correspondía, luego de la interna todos nos alineamos con entusiasmo detrás de una gran fórmula. Hugo de León afirmó el tono popular que históricamente ha caracterizado al Partido Colorado. Pedro Bordaberry se movió en forma persistente y con gran habilidad. La comunicación fue un puntal muy importante. Y el trabajo de los distintos senados permitió generar un equilibrio más razonable en la interna partidaria obteniendo tres senadores Vamos Uruguay y dos el espacio batllista a través de PROBA.

El resultado fue que muchos colorados volvieron a casa. Pero también nos acompañaron jóvenes que votaban por primera vez y ciudadanos que le dieron una oportunidad al Frente Amplio y se sintieron decepcionados.

Como dice un conocido técnico de fútbol, la base está. Ahora tenemos que trabajar con inteligencia y capacidad estratégica.

Con dos sectores bien definidos, el Partido Colorado volverá a tener una vida orgánica fecunda. Por lo menos a eso aspiramos. Si bien hubiera sido bueno que la Convención Nacional aprobara el Programa de Gobierno más allá que fue elaborado por técnicos de los distintos sectores, o que fuera citada para adherir a la recomendación realizada por el Comité Ejecutivo Nacional de acompañar a la fórmula Lacalle – Larrañaga, no dudamos que será un órgano que trabajará en forma dinámica.

Pero hay otras tareas para hacer.

Mucho se machaca sobre un nuevo bipartidismo en donde los partidos fundacionales forman un bloque conjunto dentro del cual se disputarán alternadamente la mayoría. Antes le correspondió al Partido Colorado, luego al Partido Nacional durante dos períodos y hacia el futuro, algunos pronostican que quien está mejor ubicado es nuevamente el Partido Colorado y en especial Pedro Bordaberry.

En política todo puede pasar y naturalmente que trabajaremos para ello.

Pero más allá que es atendible el parecer que afirma la conformación de un nuevo bipartidismo, si los colorados pretendemos dar pelea en el 2014, es necesario que a lo que ha hecho Pedro Bordaberry con Vamos Uruguay, se sume la tonificación de lo que se ha dado en llamar Propuesta Batllista y la conformación, en diálogo con este espacio, de un ala izquierda potente, que le discuta una parte del espacio ideológico al Frente Amplio.

Es que hay una frontera electoral entre el bloque de los partidos fundacionales y el Frente Amplio que posiblemente en el futuro defina la elección. Esos electores seguramente se definen como socialdemócratas. La gran mayoría han votado al Frente Amplio por no encontrar ese espacio fortalecido en el Partido Colorado. Saben que la actual mayoría de la coalición –y seguramente esto no cambie hacia el futuro-, no se identifica con la socialdemocracia.

Es más, el actual programa frentista reivindica que "el Estado es la expresión y la manifestación del carácter irreconciliable de las contradicciones de clases" (lindo eufemismo en tiempos de elecciones para no decir lucha de clases...). Por eso los batllistas no podíamos votar a Mujica en el balotaje, porque más allá de los planes sociales que el Frente Amplio llevó adelante -como también lo hizo en el pasado el gobierno del Partido Nacional- lo vital es la esencia del pensamiento de las colectividades, y como quedó patentado durante la polémica entre Batlle y Ordóñez y Mibelli a propósito de las causas de las guerras que Milton Vanger llevó a un estupendo libro, entre el Batllismo y la izquierda hay notorias diferencias en la concepción sobre la lucha de clases, negada como motor de la historia por Don Pepe y reivindicada, hasta hoy, por la coalición gobernante.

Es cierto que las urgencias del gobierno llevaron al Frente Amplio a matizar sus posturas durante la pasada gestión. Pero no menos cierto es que el nuevo presidente y la bancada parlamentaria mayoritaria de la coalición hacen de la lucha de clases su móvil de vida.

De aquí a cinco años correrá mucha agua debajo del puente. Y como ya expresé, en política todo puede pasar.

Lo que no puede dejar de pasar es que el Batllismo recobre su horizontalidad en la conducción y el diálogo con la ciudadanía que lo ubiquen nuevamente como interlocutor de amplios sectores de la sociedad. Lo de Pedro Bordaberry fue muy bueno y es bienvenido. Pero para estar en la conversación en el año 2014 necesitamos de un Batllismo pujante dispuesto a pelear en la frontera del electorado socialdemócrata.

Luis Hierro Freigedo